.Uno tiene que mantenerse borracho de escritura para que la realidad no lo destruya.

(Ray Bradbury)

jueves, 22 de marzo de 2018

Punto y final.

Llevaba evitando el momento mucho tiempo, pero era como si la voz de Larado Romo más que cantarle al oído le estuviera invitando al sincericidio. Ya le había pasado otras veces; nada nuevo. La diferencia es que ahora habían pasado 10 años y era la primera vez que había dejado pasar tanto tiempo.

Estaba en el Shabby, al que no iba desde hacía una década. Era el típico garito que había pasado por varios dueños, a cada cual mejor, pero que había mantenido su olor roñoso en la primera parte de la noche así como la deliciosa mezcla entre legía y orín a la hora de echar a la Srta. Niemand.

La batería preguntaba y las cuerdas respondían. Era lo único que importaba en ese momento. Ay, y el cigarrete que le acompañaba en sus labios tan granates como secos. Creo que importaban por igual.

***

Cada vez más cerca de allí, los botines de L.U.T. acompasaban el sonido del metal y de los tacones sobre el adoquín. Ella, mientras, iba haciendo air bass con una botellita de Jim Beam en la mano izquierda. Odiaba perder el tiempo, pero sabía que éste era el momento.

Estaba cerca del Shabby, al que iba menos de lo que le gustaría. Echaba de menos al gilipollas del puertas y a la música rancia de los 80. Volver allí, después de dos lustros, era como regresar al colegio en el que se crió.

Entró, bajó y la vio. Si no fuera la mujer de hielo, quizá se habría estremecido. Pero prefirió pedir su mezcla y observar de la mano de Mr.Beam. Alzó una ceja y se limitó a observar a su cita.

***


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